Sofía, la hormiga sin antenas, de Miguel Ángel Oeste (a partir de 6 años)
Tal vez lo recuerdas o quizás lo has olvidado, pero no te preocupes, que en cuanto comiences a leer este libro lo vas a descubrir por ti mismo. Sofía, la hormiga sin antenas, te hará partícipe del misterio. ¿Tienes curiosidad por saber qué es?
Para empezar, te explicará que todos somos únicos. Da igual que te digan que tú eres esto o aquello, que tú eres así o asá; o que escuches «¿has visto cómo lo hace tu prima/ hermana/vecina…?». Ella sabe mucho de esto porque a las hormigas las clasifican al nacer.
A mí me gusta mucho esta hormiga que nació sin antenas, porque empatiza. Porque se pone en el lugar de los demás. Porque siente lo que los demás sienten: alegría, miedo, felicidad y otras muchas sorpresas que descubrirás mientras lees estas palabras con ilustraciones tan bonitas que te meterán dentro de sus páginas y, además, seguro que te harás amigo de estos bichitos tan divertidos. Solo tienes que pasar la página para comprobar la capacidad de asombro, audacia e intuición de Sofía y de todos los niños y niñas que inventan historias y son capaces de ponerse en el lugar del otro.
«Vivamos la vida como una aventura mientras nos divertimos, aprendemos y sentimos», dice Sofía. ¿Te atreves?
Trulos, trulos, búhos, de Octavio Ferrero (a partir de 8 años)
Los libros son lugares verdaderamente extraordinarios. Lo son, entre otras razones, porque suelen ser un magnífico escondite para el más insospechado de los secretos. Sí, lo son. Existen centenares de ejemplos de esta singularidad. Casi cualquier parte de un libro puede servir de camuflaje para un buen secreto.
Existen secretos ocultos que solo llegan a revelarse uniendo las primeras letras de las palabras de una página concreta de un libro. Otros pueden encontrarse siguiendo las pistas que algún personaje ha ido dejando entre una ilustración y la siguiente (las baldosas de una acera o las hojas de un árbol son buenos lugares para esconder pistas). Incluso, puede haber un valioso secreto guardado en el seudónimo de una autora o en la dedicatoria firmada por un autor. Así son los secretos: en ocasiones los tenemos frente a nuestros ojos y somos incapaces de apreciarlos.
No penséis que mi propósito es haceros dudar sobre lo que esconde el libro que vais a leer. No es esa mi intención. No todos los secretos se ocultan con tanto esmero. También existen libros en los que se descubren secretos sin disimulo alguno. Aquí, tras estas palabras, vais a encontrar uno difícil de olvidar.
El árbol genealógico, de Antonio A. Gómez Yebra (a partir de 10 años)
Mis queridos amigos: Lo más satisfactorio para un escritor es que lean sus obras y, en este caso, El árbol genealógico.
Se trata de un libro donde recojo material de mi propia vida, pues entre mis antepasados los hay de varias zonas del país, y yo he vivido en la mayor parte de ellas. O las he visitado. Hablo, pues, de lo que conozco.
No he incorporado Salamanca, donde viví durante cuatro años de mi adolescencia. Ni Málaga, donde resido desde hace bastantes años. Pero la localidad donde viven los personajes es suficiente. Y fácil de descubrir.
Respecto a las aventuras de Braulio con las gaviotas, es algo que puede ocurrir: antes se alimentaban exclusivamente de peces, porque había muchos. Últimamente van a los basureros municipales para aprovecharse de los restos que los seres humanos desechamos. O a los patios de los colegios, buscando algún bocadillo tirado (o caído) al suelo. No me extrañaría verlas luchando por su comida con cualquiera de vosotros. Por tanto, tened siempre los ojos bien abiertos si vais por lugares costeros.
Ellas también tienen derecho a alimentarse, como cualquiera. Nosotros, por supuesto, también nos alimentamos leyendo. Por eso: ¡GRACIAS!
Nariz de payaso, de Jordi Sierra y Fabra (a partir de 12 años)
No hay nada mejor que un chiste «tonto». Uno de esos chistes cortos que te hacen reír por simples y porque casi siempre te pillan desprevenido. Sueles decir a quien te lo haya contado: «¡Qué malo!»… Pero te ríes, y mucho, no lo niegues. Hay verdaderos expertos en contar chistes tontos y malos. Pueden soltarlos a montones. Yo soy uno de ellos. Y por esta razón he escrito este libro.
¿Os imagináis a un payaso capaz de contar chistes breves como una ametralladora, y además de hacerlo imperturbable, como si tal cosa? Pues este es el personaje de esta novela. Vais a reíros un buen rato y tenéis licencia para apuntaros los chistes, memorizarlos y sorprender al personal en cualquier cena familiar, fiesta o en la escuela para quedaros con todos ellos.
Tontos o malos, no hay nada mejor que hacer reír a la gente. Muchos lo necesitan, en serio. No tenéis más que salir a la calle y ver cuánta cara avinagrada anda suelta por ahí. Un buen chiste es mejor que una aspirina.
Palabra de payaso.