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Peter Pan cumple 120 años

Esta edición de Clásicos a Medida es una adaptación de este clásico universal en la que se ha respetado la mayor parte del texto original, pero haciéndolo más asequible al joven lector actual. Además cuenta con un prólogo del que hemos extraído este análisis de los personajes de la obra: Peter Pan, Campanilla, Garfio...

15-04-2024

Peter Pan cumple 120 años

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James Matthew Barrie inventó a Peter Pan mientras expli­caba cuentos a los hijos de su amiga Sylvia Llewelyn. El tercer hijo de Sylvia se llamaba Peter y, por lo que respecta a Pan, es una clara referencia al dios de la mitología griega homónimo, el dios de los pastores y los rebaños, que se suele identificar con la naturaleza salvaje, y que en la mitología romana se represen­ta como un fauno, a menudo tocando una siringa (o flauta de Pan), el mismo instrumento que toca Peter. El escritor creó po­siblemente a Peter Pan como homenaje a su hermano mayor, David, que murió en un accidente mientras patinaba, justo el día antes de cumplir catorce años -su madre, Margaret, no se recuperó nunca de esa pérdida y obligó a llevar luto al hermano pequeño durante mucho tiempo.

El personaje aparece por primera vez el año 1902 en unos capítulos de la novela The Little White Bird (El pequeño pájaro blanco): es un bebé de siete días que ha huido de su casa ha­cia los jardines de Kensington, donde las hadas le enseñan a volar. Dos años más tarde, se estrena en Londres la obra de teatro Peter Pan; or The Boy Who Wouldn't Grow Up (Peter Pan, o el niño que no quería crecer), donde el hada Tinker Bell (Campanilla) era representada por una lucecita que se despla­zaba por el escenario. Uno de los momentos más emotivos de la obra es cuando Peter pide al público infantil que aplauda, si cree en las hadas, para salvar a la moribunda Campanilla. La obra tuvo un gran éxito y continúa representándose en Inglate­rra, especialmente por Navidad.

Será en 1911 cuando Barrie decida adaptar su obra y con­vertirla en un novela titulada Peter Pan y Wendy, más conocida simplemente como Peter Pan, que también consigue un gran éxito -de hecho, a mediados del siglo XX, y a causa de la nove­la, Wendy se convierte en uno de los nombres más populares en Inglaterra-. En 1912, se erige en los jardines londinenses de Kensington una estatua de bronce dedicada a Peter Pan, de la que existen seis copias repartidas por el mundo.

LOS PERSONAJES

Peter Pan 
Se trata de un niño que huye de sus padres cuando les oye ha­blar de lo que deberá hacer cuando se convierta en un adulto. Se refugia durante un tiempo en los jardines de Kensington; allí vive rodeado de hadas, hasta que estas lo conducen al país de Nunca Jamás, donde vive mil aventuras, negándose a crecer y a asumir las responsabilidades de una persona adulta. Por eso, al final del libro, rehúsa ser adoptado por los Darling, ya que ello implicaría ir a la escuela, trabajar y convertirse físicamente en un adulto. El autor lo describe como un niño de unos once o doce años, pero que aún conserva todos los dientes de leche, lleva un vestido hecho de hojas (en el teatro solía llevar unos leotardos verdes y una túnica roja, que pasa a ser verde a raíz del éxito de la película de Disney de 1953), y suele tocar la si­ringa. Peter es narcisista, temerario, inmaduro, cruel (elimina a los niños perdidos cuando empiezan a crecer), tiene un elevado concepto de sí mismo que a veces le hace comportarse injusta­mente (no felicita a Wendy cuando esta le cose su sombra), vive en el presente y su memoria es corta: aunque sufre cuan­do cree que Campanilla está a punto de morir, tiempo después ha olvidado completamente su existencia. Podemos decir que representa el egoísmo de la infancia, que tiende a rechazar todo tipo de reglas y de límites. Ignora los sentimientos de Wen­dy hacia él (así como los de Campanilla y Tiger Lily), y solo ve en ella a la sustituta de una madre, para él y para los niños per­didos -aunque a veces juega a ser el padre de los niños y el esposo de Wendy, pero se asusta al no ser capaz de distinguir la fantasía de la realidad.

Wendy 
Wendy Darling es una niña de unos doce años que sueña con Peter Pan y que acaba conociéndolo y acompañándolo, junto con sus hermanos John y Michael, a Nunca Jamás, porque le seduce la idea de ser una madre para los niños perdidos. Wendy tiende a reproducir el comportamiento y los códigos sociales de los adultos, y se encuentra en equilibrio inestable entre la atrac­ción por el mundo fantástico de Peter (y por el mismo Peter) y la seguridad de la vida familiar que la empuja a convertirse en adul­ta. Wendy da muestras a lo largo de la obra de estar enamorada de Peter, pero para él, el amor implica un compromiso y una res­ponsabilidad que no está dispuesto a asumir. La evolución de Wendy hacia la adolescencia contrasta con la inmovilidad de un Peter narcisista (solo le importa él mismo) e irresponsable, las características básicas de un niño, por muy encantador que pue­da ser. Wendy sí que está dispuesta a asumir ciertos compromi­sos a causa del amor que siente por Peter: acepta verlo solo una vez al año (aunque Peter a menudo se olvida de ir a buscarla) y limpiar una casa que no es la suya... Pero Peter no es conscien­te de los sacrificios que hace Wendy, no los sabe valorar, y vive feliz cuando ella no está presente, cautivo de su infancia e inca­paz de amar como aman los adultos.

Campanilla 
El hada Campanilla representa el mundo de la fantasía, pero sin idealización: es vanidosa, posesiva y celosa (aunque Peter nunca se da cuenta de que está enamorada de él y acaba olvi­dándola), y los celos la llevan a odiar a Wendy, e incluso a in­tentar asesinarla, manipulando a los niños perdidos para que disparen sus flechas contra ella. El autor nos explica que las hadas son tan pequeñas que solo pueden dar cabida a un sen­timiento a la vez, y por eso puede ser unas veces malvada y otras veces buena, capaz incluso de sacrificarse al beber el ve­neno destinado a Peter por Garfio.

John y Michael Darling 
Son los hermanos pequeños de Wendy, de unos diez y cuatro años, respectivamente. Les atrae el país de Nunca Jamás y las aventuras que Peter les propone, y olvidan progresivamente su vida anterior (sobre todo Michael, que acaba creyendo que Wendy es su verdadera madre).

Los niños perdidos 
Son los niños que cayeron del cochecito cuando eran pequeños y, al no ser reclamados, son llevados al país de Nunca Jamás. Están a las órdenes de Peter, van vestidos con pieles de anima­les y viven en un refugio secreto para que los piratas no los en­cuentren. Sus nombres son Tootles, Nibs, Curly, Slightly y los ge­melos, aunque se nos da a entender que hubo otros, que fueron asesinados por los piratas, por los pieles rojas o por el mismo Pe­ter cuando empezaron a crecer. Adoran a Wendy como madre, aunque les obliga a acostarse pronto y a otras rutinas, y acaban abandonando con ella el país de Nunca Jamás para ser adopta­dos por los Darling. Al principio de la novela, la madre de Wendy, al pensar en las historias sobre Peter Pan de su infancia, recuer­da que «se decía que cuando un niño moría, lo acompañaba du­rante una parte del camino para que no tuviera miedo». Algunos expertos en la obra de Barrie opinan que los niños perdidos de Nunca Jamás son las almas errantes de los niños muertos.

El capitán Garfio 
El mundo imaginario de los niños de la época en que fue escrito Peter Pan se basa en la influencia de los libros de aventuras que solían leer. Por eso aparecen personajes como las sirenas, los pieles rojas y, muy especialmente, los piratas, con referen­cias explícitas a la novela de Robert Louis Stevenson La isla del tesoro (1883): se nos habla del capitán Flint y, sobre todo, de Long John Silver, el cocinero con una pierna de madera que se ha convertido con el paso del tiempo en el arquetipo del pira­ta literario (y cinematográfico). El capitán Hook (Garfio) sigue parcialmente ese arquetipo (aunque le falta una mano en lugar de una pierna), pero posee un carácter extrañamente dual: cruel y sensible al mismo tiempo, capaz de asesinar sin escrú­pulos a sus propios hombres pero obsesionado con las buenas maneras (se nos da a entender que es un hombre educado y de buena familia). Odia a Peter Pan, no solamente porque le cortó la mano y se la dio a comer a un cocodrilo, que desde en­tonces lo persigue incansablemente, sino también por su imper­tinencia, que le saca de quicio.

EL SÍNDROME DE PETER PAN Y WENDY

Los personajes de Peter Pan y Wendy, y sus respectivos com­portamientos, han entrado en el campo de la psicología y han dado nombre a unos síndromes o patologías que pasamos a explicar a continuación.  El síndrome de Peter Pan -popularizado en 1983 por el psicólogo norteamericano Dan Kiley en su libro The Peter Pan Syndrome: Men Who Have Never Grown Up (El síndrome de Peter Pan: hombres que nunca han crecido)- lo encontra­mos en personas inmaduras, generalmente hombres, que se niegan a crecer y a enfrentarse a las responsabilidades propias de la edad adulta. Son personas que no se comprometen ni saben tomar decisiones serias. Les cuesta cuidar de los de­más y acatar las normas sociales, y esperan que los demás les traten como si fueran niños. En general, buscan trabajos que no les aten demasiado ni coarten su libertad, tienden a estar siempre en movimiento (son amantes de fiestas, depor­tes y actividades de todo tipo) y se enfrentan a las relaciones personales con temor al compromiso, con lo cual a menudo renuncian a tener una vida estable. El síndrome suele presen­tarse en aquellos que de niños fueron sobreprotegidos, y lue­go sienten angustia al enfentarse a la vida real, cuando deben acatar las obligaciones y compromisos propios de la evolución hacia la vida adulta.

El síndrome (o complejo) de Wendy -tratado también por Kiley en The Wendy Dilemma (1984)- es padecido por aque­llos (especialmente mujeres) que presentan unos comporta­mientos encaminados a proteger y complacer siempre a otra u otras personas (la pareja, los hijos, etc.). Quienes lo padecen fueron a menudo desprotegidos o se sintieron marginados de niños, y de adultos pretenden compensar la falta de protección que sufrieron intentando controlar la vida de otros. Es el caso de la mujer que asume todas las responsabilidades en la casa para que el marido no tenga que preocuparse, o el padre o la madre que hacen los deberes de los hijos y buscan siempre ali­gerarlos de sus obligaciones. Los que sufren del síndrome de Wendy buscan desesperadamente agradar a los demás, por te­mor a ser rechazados o a no ser queridos. Y hay que decir que a menudo las «mujeres Wendy» acaban unidas a «hombres Peter Pan», que buscan en ellas una «mamá» que se haga car­go de todas las tareas que ellos no desean asumir.

(Texto de Miguel Pujadó para el prólogo y apéndice de la edición de Peter Pan de Clásicos a Medida).

Sección

Efemérides

Temas

Clásicos

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Opiniones

1

Sergio

Muy buena adaptación del clásico aunque es una pena que los nuevos títulos de la serie no incluyan la maquetación interna a todo color en amarillo como los títulos más antiguos en la serie.

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