Los árboles nos dan sombra y cobijo, nos ofrecen sus frutos y nos hacen más amables las calles de la ciudad. Hemos subido a ellos y nos han ayudado a escondernos. Apoyados en su tronco, hemos leído un libro o hemos cerrado los ojos para sentir el olor del bosque, para escuchar el susurro del viento, para contemplar el paisaje.
Los áboles han sido siempre un símbolo para la especie humana. Echan raíces que se internan en la tierra y, al mismo tiempo, crecen hacia el cielo. Nos indican el paso del tiempo, de las estaciones. Los vemos como una realidad sólida. Y algunos viven vidas muy largas y nos sobreviven durante generaciones.
En este libro encontraremos un Árbol de Alquiler. Sí, son los árboles que ofrecen sus ramas para que los pájaros puedan instalar sus nidos en ellas. También hay un Árbol de la Memoria, el que nace cuando muere alguien. Este tiene alguna característica de la persona a quien recuerda y vive mientras haya alguien que la recuerde. Los hay que guardan secretos. Sus hojas son de uno u otro color dependiendo de qué tipo de secreto sea y tendrá las hojas más o menos grandes dependiendo del tiempo que se guarde. ¡Ah, y otros tienen puertas para ir de un sitio a otro!
Existen otros más conocidos como el Árbol de Navidad o el Árbol Genealógico, incluso un Árbol Interior. Ese que llevamos dentro , el que muestra quiénes somos y cuyas ramas y raíces enseñan hasta dónde hemos llegado, hasta dónde hemos crecido. Por fuera y por dentro.
Veinte árboles distintos muy, muy especiales. Pueden divertirte, hacer que vuele tu imaginación o invitarte a pensar. Y, además, convertirse en tus amigos. Echa un ojo a las primeras páginas y lo verás. Y, cuando los hayas conocido, me gustaría saber qué árboles querrías tener en tu jardín o cuál te gustaría encontrarte cuando estés paseando por el parque o caminando por el bosque.